sábado, 22 de enero de 2011

Música en la ciudad.

Tarde de domingo. Demasiado soleada para ser Enero. Un día precioso para pasear por la parte de Madrid que mas me gusta. La Plaza de Oriente.

Turistas, familias, parejas de todas las edades...Todo el mundo sale a disfrutar de la ciudad, de la temperatura, del sol.

Comiéndome una mandarina mientras caminaba, con su sabor fresquito que iba perféctamente con el día, escuché una música y me acerqué al grupo de donde parecía venir. Un chico. Un chico joven con un arpa eléctrica. Sonaba genial, tanto que decidí que lo mejor que podía hacer era quedarme a escuchar ese concierto. Me senté en el suelo, justo enfrente del artista para poder observarle bien. Había puesto una alfombra roja circular y estaba a los pies del Palacio Real. Era una imagen preciosa.

Mientras escuchaba, vi como reaccionaban las personas. Primero se acercaban con curiosidad y luego sus expresiones cambiaban. Cuando acababan por alejarse, todos lo hacían sonriendo.Todos entendían y aceptaban, con mucho respeto, el regalo que el artista nos hacia. Tocaba para todas las personas que estuviesen dispuestas a escuchar. Nos daba algo que no solemos tener. Nos daba una parte de su alma. Ese alma que necesita salir fuera, en este caso, en forma de música. Hacia que las personas que escuchábamos nos sintiésemos cómplices de lo que ocurría en ese momento. Nos estaba dando a conocer una parte suya. Se desnudaba, quitándose la piel para vestirse, solamente, con su música.

Fue un rato precioso. Nos hizo entender la importancia que tiene la música para él.

No creo que el músico tuviera intención de recibir nada, pero allí hubo un intercambio. Ese chico también se fue contento. Se llevó nuestras sonrisas y la satisfacción de provocarlas haciendo lo que realmente le gusta hacer.

La ciudad (y la vida) se disfruta más cuando hay alguien que la embellece haciendo música en sus calles.

1 comentario:

  1. Esos regalos..., los tenemos todos los días en las zonas peatonales de nuestras ciudades: Músicos, Pintores, Malabaristas, Actores, Bailarines, Estatuas vivientes..., muchas veces vamos tan deprisa, tan en nosotros mismos, que no somos capaces de pararnos, aunque sea un momento, para hacerles saber que estamos escuchando, viendo, disfrutando..., y que estamos agradecidos por hacernos disfrutar con sus regalos. Amigos, gracias por hacer, solo un momento, que volvamos la cabeza y pongamos nuestros sentidos en los mensajes que queréis transmitir... Gracias

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