sábado, 28 de julio de 2012

Chocolat, citron, framboise et stracciatella.

"Te voy a echar de menos..." y de repente, nos fallan las piernas, las lágrimas se asoman y se produce un silencio incómodo en el que cada uno traga saliva para poder seguir adelante...

Da miedo.Da mucho miedo saber que alguien te va a faltar. Miedo y pena. Y en el estómago se siente un pinchazo sutil pero profundo.

Siempre reaccionamos así. Cuando esas palabras suenan, automáticamente la cara cambia. La voz tiembla.

 Esa frase duele.

Claro,echar de menos es ese vacío que se queda en tu vida cuando te falta algo que quieres. 


Sentada sola en una terraza de esta ciudad, que cada vez me resulta menos extraña, pienso en lo que siento.

Me faltan personas y cosas. Si, pero no siento su falta. Estoy sola, pero no perdida en soledad. Siento cosas diferentes, nuevas...

Sonrío sin querer porque he aprendido que echar de menos no siempre duele. A veces es dulce, suave y placentero. Provoca sonrisas o lagrimas felices e incluso te da tranquilidad y seguridad en ti mismo. Nada de voz temblorosa, rodillas flojas o lágrimas amargas.


¿Esa sensación que se tiene cuando tienes tu helado favorito en el congelador y sabes que, en algún momento, llegarás a casa y podrás saborearlo? Pues mi congelador anda repleto de helados de mis sabores preferidos.


 L'apprentissage, l'amour, la vie et d'inspiration.