viernes, 29 de julio de 2011

Más que glóbulos rojos.

Años y años de trabajo. Años de experiencia en vivir. Años y años de risas, pérdidas, amor... Cuánta vida cabe en una persona mayor... Han pasado tantas infancias por sus ojos... Hijos, sobrinos, nietos... Toda una familia. Toda una creación.

Mil recuerdos. Tantos, que acumulados, algunos se esconden en los lugares mas profundos de la memoria. Los mas recientes se funden con los viejos y salen a la luz con olores, palabras, sonidos... Aun así, su memoria esta intacta. Pasa los ochenta, pero sigue recordando cada fecha que marcó su vida. Su vida y su mente vienen de un pasado. De una época diferente. Y ahora es cuando su cuerpo empieza a quedarse atrás...

Su mente ya no entiende de avances. La vida moderna le queda grande mientras él empequeñece. Pero a su alrededor, tres generaciones. Cinco mujeres con tres formas diferentes de vida y de amor que siguen desarrollándose. Esposa, hijas, nietas. Las mujeres de su vida.

Esas mujeres no dudan un segundo cuando se trata de alguno de ellos. Esas que llevan y traen cuando es necesario. Esas que saben cuidarse unas a otras y, por supuesto, a ese hombre que tienen en común.

Las lágrimas se agolpan en sus ojos al pensar que ellas siempre buscan cualquier escusa para tenerse cerca unas a otras. Hablando, riendo escandalosamente. Tratándose con un amor propio de una familia unida. Bromeando con cosas que a él apenas le interesan. Apenas forma parte de eso, pero es feliz. Ve el amor que hay. Ve que no solo están unidas por la sangre. Que disfrutan de su compañía y eso les hace fuertes. ¡Que orgulloso esta de ellas!

Esas cinco mujeres son quienes le protegen y su lado él se siente fuerte por que son ellas. Ellas le dan la vida.

Que bonito es tener una familia.
Que bonito es sentirse cómodo con ella.
Que bonito es no necesitar razones para estar con esas personas.
Que bonito es saber que forman parte de ti, igual que tu formas parte de ellas.


A mi abuelo, a mi abuela, a mi tía, a mi madre y a mi prima

miércoles, 27 de julio de 2011

Sumergida en el papel

Con la música puesta, aislada de los ruidos de la gran ciudad, voy andando por la Gran Vía. Camino tranquila. Disfrutando del sol veraniego, del buen humor de la gente, de las vacaciones...

De repente, un olor. Es seco, ligeramente ahumado, con un toque a madera.

Una sonrisa invade mi cara. Un olor que siempre hace que me sienta cómoda, que me sienta bien... Un olor que me recuerda el comienzo de mil historias. El olor de mi gran abstracción... Ese que se desprende al pasar las paginas de un libro.

Otro tipo de contenedor de mundos... Otra forma de contener historias...

Desde pequeña, los libros me han acojido muy bien entre sus páginas. Las horas pasaban de largo mientras yo, sin ser consciente de ellas, vivía historias... He viajado a través del tiempo, he vivido amores imposibles, he sido Reina de lugares en los que lo único irreal era la realidad...

Fantasías infinitas. Conocimientos en forma de letras, que según como estén ordenadas, te atrapan. Cuantas vidas, cuantas formas de expresarlas... Tantas formas de tranquilizar, asustar, emocionar... Cuantas frases, cuantas palabras...cuantas formas de describir un simple objeto... Cuanta sabiduría hay en los libros....



Al pasar por esa librería, al sentir ese olor tan familiar, me he dado cuenta que no hay mejor rincón que ese que se crea cuando lees un buen libro.

miércoles, 20 de julio de 2011

Inquietud...

Me han prevenido. Me han avisado. Tengo que tener cuidado... Una vez que sigues ese camino, es difícil volver, dice. Pero mientras me aconseja, veo su cara. No cambiaría su elección por nada. Sus ojos brillan animándome. Diciéndome que si pudiera, repetiría el mismo camino que tomó. Que ese gusanillo que le hizo cojer su mochila e irse, aún sigue vivo en su estomago. Ese gusanillo que reconoce en mi voz.

Escuchar, saborear, observar, oler, sentir... Ansia por ampliar el significado de "alrededor", por comprobar el sabor de las vivencias. Ser consciente que los límites de mi vida, sólo los pongo yo.

Creo que, sin darme cuenta, hace tiempo que empecé a caminar en esa dirección...