jueves, 1 de septiembre de 2011

Lo que no cuentan los cuadros de la camisa

Allí estaba guardada. Igual que siempre, con un botón de menos. Colgada en una percha al fondo del armario. Sólo cuando hacía limpieza y se deshacía de algunas cosas, la sacaba. A veces se la probaba encima de la camiseta que llevase y se miraba en el espejo. Los cuadros rojizos iban bien con su pelo liso y rubio, así que volvía a guardarla con intención de utilizarla alguna vez. Otras veces la dejaba encima de la cama durante un rato y se paraba a mirarla. La cojía y daba un par de vueltas por la casa con ella en la mano, sin saber muy bien que hacer... Pero siempre volvía a dejarla en la misma percha. En un rinconcito de su armario... En un rinconcito de su mente...
Allí estaba él. Allí estaba su recuerdo, su camisa... Nunca conseguía deshacerse de ella, a pesar del tiempo. Fue corto, pero tan intenso...
Pero esta vez no pudo evitarlo. Una maleta pequeña y un día. Cambio de trabajo y de vida... Sólo se dio cuenta cuando, en el avión, repasaba las cosas que dejaba atrás...

Había ropa de mujer en el armario. Allí no conocía a ninguna chica a la que dársela, así que, en dos veces, la sacó y la amontonó en el suelo para meterla en una caja. Encima de la cama se dejó una camisa de hombre que no había visto antes. Era de cuadros, y a él siempre le han gustado. Le faltaba un botón pero se la probó y era de su talla, así que recojió sus mangas y continuó con la mudanza. Colocó sus lienzos, sus libros, su música y la poca ropa que traía... Después de unas horas ya no había montones en el suelo. Solo quedaba el polvo de las cajas...
Apagó la música, cojió las llaves y salió. Llegó caminando a un lago que había cerca y se sentó en un banco. Se quitó la camisa y la dejó a un lado por que el sol aún calentaba, y tomó aire... Pasó horas y horas viendo sin ver, escuchando nada más que a su corazón. Sabiendo que tenia fuerzas y ganas de hacerlo... Era joven y tenia muchos lienzos en blanco, así que, absorto en sus pensamientos, se levantó y echó a andar de vuelta a casa con sus nuevas llaves en la mano...


Se sentó frente al lago en el banco de siempre. Necesitaba la tranquilidad que encontraba allí. no tenia trabajo, no tenia dinero y estaba deprimido... Se pasó la mano por el pelo que ya encanecia. Empezaba a desesperarse. Respiró profundamente...A su lado, había una camisa de cuadros rojos. estaba bien cuidada y se le ocurrió algo... Decidió que ya se desesperaria si no funcionaba la idea que acababa de tener. Se levantó y, con la camisa en la mano, fue a ver a su mujer.


Comimos en un sitio barato pero bonito y cuando acabamos, nos dimos un paseo por nuestras calles favoritas. Entre cotilleos, confesiones y risas, entramos en una tienda nueva. El hombre que la atendía, colocaba el escaparate con mucho mimo, pero levantó la mirada para saludarnos. Tenia el pelo canoso y una sonrisa sincera.
Rápidamente me llamó la atención una camisa de cuadros de hombre y no pude salir de la tienda sin ella...


Ahora me acoje calurosamente, protegiéndome del aire acondicionado (demasiado fuerte) del tren y pienso... Y esta camisa ¿que contaría si pudiese hablar?