jueves, 24 de noviembre de 2011

Ruido

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El rojo del atardecer se refleja en mis ojos. Colorea mi cara... Ahora nada más. Sólo yo

viernes, 11 de noviembre de 2011

Cicatrices

Restos de zumo en el vaso, migas de galletas, un lápiz sin punta y una goma ennegrecida por el uso. El brillo del sol atraviesa la ventana, pero él apenas se da cuenta. Una mezcla de sensaciones y olores se agolpan en su mente dejándolo absorto y bloqueando sus manos, frenando los movimientos de su lápiz.

Los recuerdos se debaten entre salir o mantenerse ocultos, en rincones profundos de la mente, para no abrir más la herida.

Sabe que podría ignorar el sufrimiento. Pasar a otra cosa. Pero poco a poco y sin ser muy consciente de ello, va tomando una decisión. Escuchar, oler, sentir y saborear de nuevo eso que le hace abstraerse. Esas palabras que han deshecho el suelo que lo sostenía. Abrir los ojos y mirar la herida. Escuchar los gritos de su corazón, dejarse llevar por las lágrimas y comprender de donde viene el dolor para adpatarse a él. Adaptarse a convivir con lo que será una futura cicatriz

Una lágrima cayó por su mejilla y luego otra y cada una de ellas se llevaba un poco de su inocencia. Esa que le hacia ilusionarse. Esa que le permitía disfrutar como un niño. Y sonrió. Entendió que eso es justo lo que no se debe dejar escapar. Que las ilusiones vivirán en él de la misma forma que la herida se convertirá en cicatriz. Se adaptarán a las formas de su cuerpo, entendiendo que esas marcas formaran parte de su vida y su anatomía.

Con una sonrisa triste aún en sus labios, se enjuagó los ojos y miró la luz del sol... Sacó punta a su lápiz y empezó a dibujar.